LA GRUTA IRIS
Se trata de una lugar
impresionante una cueva que posee un lago y que no recibe más luz que la
que penetra , hermanada con el agua, por la
oquedad que enfrenta al ensordecedor ruido de la cascada al caer.
Todas esas
circunstancias hacen que las
pequeñísimas partículas al romperse reflejen la luz y doten a la atmósfera de un halo de arco iris
majestuoso.
Cuando alguien, con un mínimo de sensibilidad, se enfrenta a
un espectáculo así no puede dejar de
pensar en la inmensidad y la presencia de
un Dios universal.
Como en una liturgia, escogí
el mejor de mis Kimonos, y me dispuse a
encaramarme hasta la parte más alta y elevada de la oquedad. La ascendí descalzo y ligero de equipaje, me refiero con ello a
una consciencia abandonada. Cuando llegué al final y me coloqué de pie , el fuerte viento y la gran cantidad
que por allí penetraba me
hicieron pensar que no podría
conseguir la estabilidad por mucho tiempo.
Mi kimono estaba empatado de agua y los
fuertes golpes de la misma amenazaban con hacerme caer.
La visión resultaba
aterradora por la peligrosidad y el riesgo .De nuevo algo me bañó con una luz
que me penetró . Algo que desde siempre
esperaba experimentar y es aquello que
reflejaba Herrigel en el arte
del Tiro con Arco y que Jidu Krisnamhurti y otros describieron como “el ello”. Tuve la certeza de que algo me había
dado en la diana y que me había penetrado por entero.
Gracias a mis hijos que valientemente se prestaron a filmar lo que allí aconteció
y a la providencia que lo
permitió “el verbo se hizo carne” y es que
lo que me penetró me mantuvo en
una calma de espíritu y en una ausencia
total de crispación capaz de lograr un espectáculo hermoso de movimiento . Una armonía
e impertubabilidad imposible de describir puesto que es preciso experimentarlo : El Kanon.
Fueron mis propios hijos los
que tuvieron que advertirme, con fuertes gritos, de que
descendiese porque la fuerza del agua era tan impresionante que
temían por la cámara y sobre todo
por mi seguridad.
No tuve miedo .No sé como
descendí ,pero al hacerlo descubrí que
algo se había quedado allá arriba y que una persona nueva había descendido . Mi
hijo Carlos el pequeño me dijo que había
resultado muy hermoso. Guillermo , el
cámara, me dijo los mismo y Pablo me dijeron los mismo. Todos supieron que su padre
era un padre especial , ni mejor ni peor, especial.
Siempre admiré a los
poetas y a los pinanistas. Por eso he
querido que me acompañe el piano en esta oración porque para mí es una oración
al “Espíritu”.
Y por últimos dos bellos
pensamientos de ese maño tan
universal : José María Escrivá de Balaguer.
No os fijéis en quien lo dice , sino en
lo que dice :
·
Los enamorados no saben decirse adiós: se
acompañan siempre.
·
No hay caminos hechos para vosotros……Los
haréis, a través de las montañas, a golpe de vuestras pisadas.
Filmación efectuada en la gruta Iris situada
debajo de la impresionante
cascada conocida como “Cola de Caballo”
en el Municipio de Nuévalos en Zaragoza.